Marta R., administrativa de 36 años y madre de una niña pequeña, llegó a nuestro despacho después de varios intentos fallidos por llegar a acuerdos con sus acreedores. Tras un divorcio complicado y la pérdida temporal de su empleo, acumuló más de 42.000 € en préstamos personales y tarjetas de crédito. Cada mes se enfrentaba a llamadas de recobro, amenazas legales y un nivel de ansiedad que afectaba a su vida familiar.

Tras estudiar su situación, iniciamos su proceso de Segunda Oportunidad con determinación. Reunimos toda la documentación, acreditamos su buena fe y su situación de insolvencia, y solicitamos la exoneración judicial. Ocho meses después, el juzgado le concedió el Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho (BEPI), cancelando el 100% de sus deudas.

Hoy, Marta ha recuperado la estabilidad emocional y económica, y puede centrarse en su hija y en su nuevo proyecto laboral. Su caso es prueba de que empezar de cero es posible, con el acompañamiento legal adecuado.